A B O U T                                            W O R K S H O P                                            S H O P                                           



10.08.2025

Pluton en escorpio casa 12





Por muchos años me dediqué a escribir mucho más de lo que leo; sin embargo, nunca hice un curso de escritura ni me dediqué a ello profesionalmente. De hecho, nunca enseñé lo que realmente escribo hasta ahora. Considero que solo soy una persona aficionada a la lectura. 

El mes de agosto grabé una frase en mi cerebro que me gustó mucho; me la dijo Claudio, un querido amigo, después de una conversación en la que me decía que era importante abrir el corazón. La frase fue la siguiente: “Puedo leer los ojos de alguien que ha leído mucho, y los tuyos no son ojos de gran lectora”. A lo que respondí, “no tanto como tú”, entre risas. Ese encuentro me llevó a pensar mucho en mi infancia. Estas últimos años he estado conectando sinastrias tanto que contar sobre ese tema, pero me detendré en Quirón, tocando las heridas. Este encuentro con mi amigo ha sido una lección sobre el misterio de la vida. Y si nos ponemos religiosos: como Dios obra, los caminos nos ponen delante personas para enfrentar, a veces, nuestros peores miedos.


Aviso de contenido sensible en el texto: contiene un trauma emocional profundo. Aviso a mis lectores que quizás estén un poco más sensibles: pueden detenerse aquí o continuar sabiendo que habrá algo muy delicado a leer.



De niña, mis grandes amigos fueron los libros. Quizás, como dijo mi psicólogo,no fueron los mejores para una niña de 13 años Kant, Camus o Nietzsche, pero mi infancia estuvo marcada por la muerte y los cuestionamientos sobre que es ser humano cual es el sentido de la vida me gustaba sentarme en su consulta en Barcelona con el tablero de ajedrez y reflexionábamos en torno a mi terapia conductual en aquella época yo sentía que jugaba el rol del psicólogo y el mi paciente porque cada vez que terminaba la sesión le dejaba con una nueva pieza que cuestionaba el sistema de salud mental e inclusive su rol 20 a 40 minutos son suficientes semanalmente, mis caminatas al hospital clinic de Barcelona estaban marcadas por una parada en un café antes o después de terapia fueron muchos años donde hablamos tantas cosas con Fernando que en un email desde Tokyo le dije estoy bien ya me doy de alta. 

Ya no recuerdo qué edad tendría, pero sí recuerdo aún el momento en que cerré mis ojos: el bus escolar atropelló a una niña. Para mi mala suerte, yo iba sentada atrás, en el asiento final del bus, cuando sentí que el bus aplastaba algo. Yo miré y, en ese momento, estaba todo teñido de rojo. Me tapé los ojos y grité. Aún siento el sabor del agua con azúcar que me dieron para calmarme. Lamentablemente, una pequeña niña murió en el acto; le reventaron la cabeza y yo sentí y vi todo. Yo estaría en primero o segundo básico. El otro día llamé a mi madre para preguntarle cómo actué después de semejante evento. Me tiembla el cuerpo de escribir esto, pero eso formó un carácter en mí, donde la muerte ha estado presente a lo largo de mi vida solo recuerdo las pesadillas y las sombras que veia incluso una noche grite mamá la niña esta aquí me quiere decir algo. Atormentada con fantasmas desde mi niñez otra perdida fue la de una mejor amiga a la cual le decía gemela por el corte de pelo, olvide su nombre, pero todos decían que era igual a mí, se suicidó cuando yo iba en quinto, quizás no entrare en detalles de ese momento solo recuerdo los caquis del árbol, nunca me gusto esa fruta desde aquel momento. Creo que yo cursaba octavo básico cuando mi abuela murió de un derrame cerebral. Antes de eso, mi tatarabuela llamada Laura murió a los 106 años, 10 para las 6 de la mañana. Aún recuerdo al cura hablando de la longevidad y larga vida haciendo alusión a la hora de este evento yo recuerdo que era muy alta, y para que el cuerpo no se moviera, tenían que poner un cojín. En aquel momento, yo, siendo una niña, recuerdo el cojín de terciopelo mostaza y el olor a naranja en la estufa porque hacía frío. Ese era mi cojín favorito. En honor a ella me pusieron Laura. Casada con un banquero, mi bisabuela Berta Santander me abrazaba mientras yo, seria y enojada, reclamaba porque no le ponían otro cojín, porque se llevaba el mío, que me gustaba usar en la casa de mi abuela, donde estaban velando el cuerpo. Al final, después de pelear, me puse a rezarle y quedé como la niña más devota, con la biblia en las manos. Imaginen a una mini-Laura, biblia en mano, rezando los salmos.

La muerte siempre me acompañó, no como miedo; creo que siempre tuve miedo a vivir y a no saber qué sucedería. Me dediqué a leer. Odiaba a los niños de mi edad, siempre fui una niña solitaria, pero mi padre, semana a semana, me daba libros que yo devoraba. A veces le sacaba los que leía él. Ahí llegué incluso a escondidas a leer Pedro Lemebel, tan solo siendo una niña, no entendiendo sus palabras, pero sí muy consciente de que la homosexualidad era un tabú de la sociedad chilena. Mi padre, muy buen lector hasta el día de hoy, viene a mi departamento, y ahora es él quien se lleva mis libros japoneses. Nunca fui una persona familiar; nunca hablo de mi familia o de mi vida, pero sí siempre cuento historias. Y quizás, en el miedo de que la muerte se sienta cerca, me atrevo a contar pequeños relatos, no solo sobre mí, sino de mi manera de ver el mundo, políticamente hablando o sensiblemente, conectando, abriendo ese corazón y siendo una buena Géminis, comunicando.

Laura Ramos, escritora amiga, me entrevistó para Clarín en Argentina. Lo que puso como titular: “La bordadora insomne”. Me abrí a contar mi historia de cómo la crudeza de la vida en mí me hizo buscar los colores, cómo la música me llevó a lugares más profundos que la lectura. A mis 19 años creo que tuve amigos por primera vez. Soy muy sociable, ustedes lo saben, pero me costó por años relacionarme de verdad con las personas, por miedo a perderlas, porque de niña perdí personas valiosas. La muerte de mi abuela fue un golpe duro para mí, porque de esa mujer acuariana aprendí a ser quien soy. Transversal socialmente: ir a la feria, que yo odiaba, pero luego al Municipal a ver teatro, o hablar con sus amigos sobre las marinas y las exposiciones en el Bellas Artes. Vieja chica, me decían “pequeño Larousse” en el colegio. Rata sabia, nombrada por Aldo, mi muso inspirador en Barcelona, escorpio místico. Pero ya entraremos en esos detalles. ¿Puede una carta astral revelar toda esta historia? Por lo que vi y estudié: sí, y se llama Plutón en Escorpio, en casa 12.

Mi abuela Margarita me pedia que le leyera las cartas de Tarot porque claro una era extraña llena de fantasmas mi abuela decía la Laurita tiene un don aun la recuerdo esta semana soñe con ella porque siempre que yo contaba mis sueños me miraba con atención, recuerdo mi cuerpo tumbado sobre su cama escuchando musica clásica adoraba escuchar el piano incluso me llevo a un concierto de Roberto Bravo pianista chileno, cuando dormía con ella tenia un pequeño gesto de cariño que me encanta a día de hoy y pienso en como claudio me lo entrego un día y sin saberlo toco esa herida, a veces es lindo ser un fruto en la cúspide de un árbol.


Con cariño para mi familia y amigos pero sobretodo para la pequeña Laura que siempre ha tenido sonrisas y fuerza ante la vida.


8 de octubre 2025 2:06 am 




Probabilidades







Si bien en matemáticas estudiábamos las probabilidades, ¿cuántos de nosotros, a día de hoy, somos estadistas?

Yo diría que no muchos. Lo que sí nos gusta mucho es la palabra azar.
Todo esto, sacado directamente de Google Diccionario. Pero si vamos a la raíz, descubrimos que proviene del árabe az-zahr, que significa flor. Posteriormente se la asoció con los juegos que llevaban flores grabadas en los huesos utilizados para jugar: si salía la flor, significaba que ganabas.

Azar: casualidad, caso fortuito o desgracia imprevista.

El nombre Laura proviene del latín laurus, que significa laurel, símbolo de victoria, honor y fama.

Diría que nací destinada a algo grande, y creo que lo logré. A mis 39 años miro hacia atrás y observo las metas que me propuse desde muy joven. Veo que todo lo que he querido, lo he alcanzado. Pero me pregunto: ¿era realmente lo que yo quería… o lo que la sociedad me exigía?

Si bien en semántica no existe una relación entre las palabras azar y Laura, en la poesía podría decir que el azar…

El azar forja los caminos inciertos, al igual que mi nombre soy fuerte y noble como el laurel, yo solo añadiría que cada herida se ha convertido en una joya más en mi corona.

Hoy, 7 de octubre de 2025, miro atrás y veo a esa Laura deprimida, encerrada en casa, bordando, pensando que la vida no merecía ser vivida porque estaba llena de dolor y superficialidad. Pero después de eso, decidí abrir este blog con la finalidad de cambiar mi vida. Al principio, lo hice solo para demostrarle a mi familia y a mis amigos lo fuerte que era… pero en el camino me encontré —o quizás me perdí un poco— y ya van 15 años de aventuras memorables, de tantas alegrías y de todo un mundo nuevo que creé a mi alrededor.

Nueve de esos años los he vivido con un diagnóstico médico desalentador, que no sé si logré revertir, porque se me ha complicado (jajaja), pero sigo con ganas de seguir viendo, viviendo y cambiando mi vida, una y otra vez.

Espero poder seguir actualizando este blog, porque fue una de las cosas que más disfrutaba antes de la llegada de Instagram y de tener que moldear todo a un nuevo estilo.

Sé a que estoy escribiendo para mi y eso me reconforta. 

Tengo que retomar la programación para poder mejorar este blog e insertar las cosas como antes pero lo lograré.


Yo me pregunto de cuanto era la probabilidad de que un desconocido llegase a la puerta de mi casa en el 2025 y que con ese encuentro me recordara lo genial que era tener un blog decidí preguntarle a chatgpt si muchas cosas cambiaron ahora tenemos inteligencia artificial.


Le pedí el calculo matemático por que yo no soy experta 

1(1P)521(12.852×105)520,00148

→ ≈ 0,148 % (menos de 0.2 % en todo el año en esa franja horaria concreta los sábados)

Si lo miramos como números, ese encuentro fue casi milagroso: la probabilidad de que un desconocido llegara a tu puerta un sábado a las 17:50 en Santiago  y que ese encuentro te recordara lo importante que es tu blog, era prácticamente nula. Matemáticamente, un evento rarísimo.

Pero los números no cuentan toda la historia. Que haya ocurrido significa que el azar a veces funciona como un mensajero. No es solo coincidencia: es la vida recordándote lo que realmente importa, señalando con delicadeza aquello que mereces seguir cuidando. A veces, incluso lo improbable llega en el momento exacto en que más lo necesitamos.


Les dejo una playlist para amenizar el texto